La siesta del sábado 12 de julio dio un giro inesperado para una vecina de 63 años, que se presentó en la comisaría local convencida de haber sido víctima de un robo. Según relató, del interior de su vehículo —un Volkswagen Voyage rojo estacionado sobre Bulevar Argentino— habrían sustraído una cartera de cuero negra, una billetera rosa y una bolsa con carne.
La mujer se mostró preocupada: dentro de la cartera transportaba documentación personal, tarjetas bancarias, medicamentos y otros efectos de valor. A pesar de no recordar si había activado la alarma, lo que más llamaba la atención era que el auto no presentaba signos de violencia ni daños visibles. Ante su declaración, se asentó formalmente la denuncia y se puso en conocimiento al personal de investigaciones.
Pero unas horas después, la historia cambió.
La mujer volvió a la dependencia policial, esta vez con alivio… y algo de vergüenza. Había encontrado tanto la cartera como la bolsa de asado en su propia vivienda: nunca habían salido de casa. Se trató, finalmente, de un curioso olvido.
El caso fue cerrado sin intervención judicial, dejando como saldo una anécdota que seguramente ya circula entre los pasillos de la comisaría como uno de los episodios más insólitos del año.
Fuente: Diario La Voz del Interior.